A la salida...
-De nuevo soñé con usted…Profesor
-¿Profesor? Desde cuando deje de ser solo M. y cuando empezaste a hablarme de usted, a que se debe tanta distancia y porque lo dices con un dejo de resignación como si… como si te despidieras.
-Usted Profesor ha entrado en mis sueños sin permiso, ha invadido mi cama, mi intimidad y a veces hasta lo veo en el reflejo de mi espejo. Le hablo de usted esperando que con eso mi corazón regrese a 60 latidos por minuto cuando lo veo y que las mariposas que revolotean en mi estómago vuelvan a ser sólo los gusanos que devoran mis entrañas. Le hablo de usted queriendo aplacar el ansia que provocan las ganas que tengo de arrancarme ahora mismo la ropa ya que usted no hace nada, y si así lo hiciera cuánto agradecería que me viera con desdén despreciando mi cuerpo desnudo que se derrite al pensar en sus manos. Le hablo de usted tratando de apagar el fuego que arde cada vez que sus ojos se clavan en los míos, queriendo desaparecer el escalofrío que provoca el roce de sus dedos. Profesor, mi boca ha sido imprudente al besarle y mi voz jamás debió pronunciar estas palabras, le ruego me perdone y debo marcharme.
-Niña…
-Adiós Profesor – se gira y al tocar la manija de la puerta del salón de Artísticas, el Profesor se interpone cerrándole el paso. Ella se siente chiquita ante la imponente presencia del Profesor, le tiemblan las piernas, se ha quedado muda sin saber qué hacer, siente miedo pero no quiere irse y de nuevo las mariposas en el estómago.
El Profesor la toma de la cintura con firmeza acercándola a su cuerpo, le pone las manos en el pecho para que sienta que a él también le late fuerte el corazón, le sonríe y va desabotonando su playera escolar lentamente, cada botón menos va dejando ver sus senos pequeños y firmes envueltos en un sostén rosa. Las manos del profesor son tibias caricias que van despertando sensaciones nuevas en su cuerpo.
-¿Puedo?
-Apenas pudo afirmar con la cabeza cuando ya resbalaba su diminuta tanga por sus piernas y después…
Es hora de levantarse, la hora es 7:00am. Es hora de levantarse, la hora es 7:00am…
Maldita sea, otra vez fue un sueño…
-¿Profesor? Desde cuando deje de ser solo M. y cuando empezaste a hablarme de usted, a que se debe tanta distancia y porque lo dices con un dejo de resignación como si… como si te despidieras.
-Usted Profesor ha entrado en mis sueños sin permiso, ha invadido mi cama, mi intimidad y a veces hasta lo veo en el reflejo de mi espejo. Le hablo de usted esperando que con eso mi corazón regrese a 60 latidos por minuto cuando lo veo y que las mariposas que revolotean en mi estómago vuelvan a ser sólo los gusanos que devoran mis entrañas. Le hablo de usted queriendo aplacar el ansia que provocan las ganas que tengo de arrancarme ahora mismo la ropa ya que usted no hace nada, y si así lo hiciera cuánto agradecería que me viera con desdén despreciando mi cuerpo desnudo que se derrite al pensar en sus manos. Le hablo de usted tratando de apagar el fuego que arde cada vez que sus ojos se clavan en los míos, queriendo desaparecer el escalofrío que provoca el roce de sus dedos. Profesor, mi boca ha sido imprudente al besarle y mi voz jamás debió pronunciar estas palabras, le ruego me perdone y debo marcharme.
-Niña…
-Adiós Profesor – se gira y al tocar la manija de la puerta del salón de Artísticas, el Profesor se interpone cerrándole el paso. Ella se siente chiquita ante la imponente presencia del Profesor, le tiemblan las piernas, se ha quedado muda sin saber qué hacer, siente miedo pero no quiere irse y de nuevo las mariposas en el estómago.
El Profesor la toma de la cintura con firmeza acercándola a su cuerpo, le pone las manos en el pecho para que sienta que a él también le late fuerte el corazón, le sonríe y va desabotonando su playera escolar lentamente, cada botón menos va dejando ver sus senos pequeños y firmes envueltos en un sostén rosa. Las manos del profesor son tibias caricias que van despertando sensaciones nuevas en su cuerpo.
-¿Puedo?
-Apenas pudo afirmar con la cabeza cuando ya resbalaba su diminuta tanga por sus piernas y después…
Es hora de levantarse, la hora es 7:00am. Es hora de levantarse, la hora es 7:00am…
Maldita sea, otra vez fue un sueño…
Comentarios
Un gusto leerte
Un abrazo
Saludos fraternos..
Mil besos.
Besotes
Me llamo Vilma y te invito a leer mi historia.