29 de Febrero 2012
Ha pasado casi un año, no
podría decir que estoy mejor, el dolor sigue siendo el mismo pero de vez en
cuando sonrío y a veces siento deseo de nuevo, deseo de rodearme de gente, de
trabajar, simplemente de seguir viviendo.
He releído tu carta y como la
primera vez no le he encontrado ningún sentido, es como si no me hablaras a mí
y como si no fueras tú.
Me has hecho tanta falta,
Amor, tu ausencia se ha convertido en una presencia de vacío, en un silencio
inmutable, en un grito que se ahoga, tu ausencia Amor, es una paradoja. Estas
muerto porque así lo decidiste y yo guardo en mi silencio y soledad tus
motivos, tus secretos, tus miedos, tus sufrimientos y tu vida toda, porque a mí
la entregaste con una nota adjunta de advertencia, de esas que tienen las
botellas de veneno. Yo quise aceptar tu vida junto con la advertencia, y me la
he bebido toda, me quedan entonces, devueltos también desde la muerte, tus
besos, tus caricias, tus sonrisas, tus abrazos, tus palabras y largos
silencios, tus miradas de profundo abismo y tu amor que fue más grande que tu
propia muerte.
Parece que soy rica con tanta
herencia tuya. ¿Pero dime qué hago? Qué hago con tantos besos, con tantas
caricias, con tus sonrisas, con tus abrazos, con tus palabras y largos
silencios, con tus miradas de profundo abismo y tu amor más grande que la
muerte. ¿Qué hago, si con tus secretos y tus motivos, con tus miedos y
sufrimientos, con tu vida toda fielmente guardada, no caben ya mis silencios y
mis motivos, mis tristes secretos y ni el dolor ni la palabra amor con lágrimas
borrada?