Ya no escribiré al viento…para que guarde mi silencio
¿Quién diría que el viento escucharía y te traería cerca de
mí? Hace unos meses no cabía siquiera la posibilidad de que nuestras miradas se
cruzaran en una dimensión distinta de aquél soñante ante una fotografía, cuán
tan grande imaginas mi sorpresa de tenerte ahora durmiendo en el cuarto
contiguo; pero mis alegrías son siempre matizadas de un tono gris nostálgico, de otra
forma su sabor dulzón me daría náuseas.
Pago la coincidencia de tu mirada
con la desazón de escuchar tus risas bajo la ventana, causadas por aquella a la
que no sólo desnudas tus labios sino también tu alma, y estando así tan cerca
me eres cada vez más ausente, más lejana, más ajena.
En las noches te sigo soñando, a
veces te arreglas en mi cuarto mientras yo sigo dormida, otras te voy
desnudando despacio deteniéndome embelesada en tu vientre y tus caderas, donde
paseo mi aliento con esa avidez de devorarte para ver si dentro ya no te me
escapas.
Mi luna de día, ya
no te me escondas más,
mis pies descalzos
van dejando trozos de piel
sobre el pavimento
al correr siempre a tu lado, al frente y detrás;
ya no sé si el
horizonte está en el asfalto…
mis ojos en tus
suelas o mi vida –en tus manos.
Comentarios
Llegan días muy especiales, las cosas no volverán a ser las mismas:
¿o tal vez sí?
Estas fechas nos cambian, rejuvenece la memoria y con la barra de carmín rojo pasión nos dibujamos una sonrisa que demasiadas veces esconde el invierno del alma. Nos vestimos con el satén que desborda la noche intentando ocultar que somos un lienzo donde las heridas no siempre restañan la sincera entrega de la confianza, la insinuante mirada del alba, todo aquello que da vida a los sentimientos.
Se marchan días y llegan otros prometiéndonos sueños y como siempre pondremos de nuestra parte el coraje, el compromiso, la seducción para que esa sonrisa bordada en rojo no tenga fecha de caducidad, pero no dependerá solo de nosotros encontrar la respuesta a una caricia, no dependerá solo de nosotros escribir un te quiero sobre la piel desnuda de la luna.
Os deseo, de corazón, que vuestras sonrisas, que vuestros sentimientos, en los días que llegan no conozcan el invierno del alma.
Besos.
Lunna.