Conciencia
A veces una es tan concientemente sola, tan vaciada del
mundo y de sus gentes, tan apostada en el desierto de su propio ser que todo se
vive a piel abierta. El aire es tangible y denso, la noche se vuelve muro
oscuro, y los ruidos del mundo, tan inciertos, tan ininteligibles, tan
terribles.
A veces una es tan concientemente sola que se acaban las
risas de los rostros conocidos, las voces se pierden, se difuminan las figuras
y quedan sólo las sombras, las borrosas líneas de contornos de amigos, de
amantes, de seres fundidos en el silencio de la noche o en la bruma de la
mañana.
A veces una es tan concientemente sola que se agota la
espera, el tiempo pausado cuelga una tela de niebla entre el mundo y la una, la
una que únicamente puede saberse existente, sin forma, sin tiempo del qué
asirse, sin llanto siquiera.
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Besotes