Entre nubes

Varias horas sin comer intentando rescatar los archivos digitales de mis escritos desde que tengo memoria, nada, pantalla negra, agujero negro; se ha quedado todo perdido en un espacio vacío de la memoria no digital, esa corpórea tan fallida, tan errante de tiempo y lugar.

La pérdida me llevó a este sitio, también olvidado hace un par de años, he sentido nostalgia, ojalá aquí encontrara por lo menos la última historia, el último intento pues todos mis escritos fueron siempre eso, un intento, más que de crear literatura de sostener el vínculo con la vida, con el mundo, con la palabra, con la posibilidad de encontrar caminos nuevos que cuando menos, regalen la ilusión de llegar a algún punto de encuentro, aún en su oscuridad, su melancolía, su erotismo grotesco, casi vulgar; fueron intentos todos de permanecer y ligar la vida con la vida, con el sentido dentro del sinsentido.

Aún no suelto la esperanza de recuperar todos los archivos, y comprendo ahora, en este mundo que se divide entre lo físico y lo inmaterial, entre la nube y andar en las nubes, será necesario recurrir a tan extraños elementos para guardarlo todo. En la nube...tantos sitios voladores, ahora las letras quedan sueltas en la inmaterial era digital, en un extraño estado de coagulación, gelatinización; algo que no termina de evaporarse ni de asentarse, la nube parece esa cabina insonorizada y no por ello silenciada ¿allí nada se pierde?

Mis letras, éstas tontas y tantas letras, son voz sin sonido, son el rostro enmudecido y perplejo que queda tras lo incomprensible, tras el arrebato de lo irruptivo; mis letras me llaman silenciadas desde el disco duro de una laptop que insiste en mostrarme solo un fondo negro; ese que se encuentra en mi cotidianidad y no era necesario verlo también en la intimidad de mis pensamientos.

Mis letras evaporadas no han alcanzado aún las nubes.


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