Lázaro vs Marina

Marina

Busca con desespero dentro del desorden de su bolso las llaves escurridizas de su auto, un golf rojo modelo 93, mal cuidado y triste, tal parece el reflejo de su dueña. Al fin las encuentra y con mal genio logra abrir la puerta, se mete arrojando a un lado su bolso gigante que contiene los trabajos finales de sus alumnos de noveno cuatrimestre, enciende el carro y arranca bruscamente.

Siempre maneja de mal humor, hechando pestes mentales y una que otra vez también verbales, a todos los congéneres automovilistas que para su gusto son torpes, lentos y estúpidos; aunque para Marina poca gente vale la pena conocer, es irónica esa manera de ir por allí en la vida, tal como maneja vive, sin embargo con quienes se relaciona son en gran parte esas personas torpes y estúpidas.

Treinta minutos más tarde va subiendo por ese angosto callejón que es la entrada a esa casa, la casa en la que vive, rodeada de cerros, burros, vacas, perros y bueyes (unos cuantos de dos patas). Estaciona el auto justo en la entrada de la casa, apaga el motor pero no baja de inmediato, una sensación de dolor y vacío la acompaña y momentaneamente la ve reflejada en sus ojos a través del retrovisor. -Estoy sola- piensa y tiene toda la razón.

Desde su separación hace seis años o quizá más, está sola, sola con su culpa, sola con su dolor y remordimiento. Cada tarde es lo mismo de regreso de su trabajo, llega a esa casa, esa casa enorme para una sola persona, una casa diseñada para ser habitada por una familia grande, de esas antiguas de más de 5 hijos, una casa que ni siquiera era suya y dormir en ella representaba la burla de su vida misma, la caridad recibida a cambio. Si, la casa es de su exmarido...un proyecto mutuo que murio hace seis años.

Marina es una cuarentona y nadie, ni ella misma, sabe qué es lo que quiere de su vida, qué rumbo seguir; se comporta como una adolescente a veces caprichosa a veces tan consciente. Conoce a Lázaro mejor que nadie y por años ha utilizado diferentes artimañas para manipularlo, para a pesar de estar separados seguir controlando su libertad, su vida; lo ha logrado hasta esa noche, esa noche en que él le ha dicho no, ya no.

Marina está destrozada, cree que ha perdido el poder que tenía sobre Lázaro y ahora no encuentra una forma de volver a hacer temblar su mundo.

Lázaro

El celular ha sonado a las 5:00am en domingo, debe ser un mensaje de ella -piensa aún dormido y no se mueve, no quiere leerlo para que de nuevo el estómago se le haga un nudo y su día que aún ni siquiera comienza quede arruinado. Ella siempre ha tenido esa cualidad, de destruirlo todo antes de poder disfrutarlo, de crear una tormenta con solo su presencia.

Suspira, ya ha despertado y sabe que no podrá volver a dormir, toma el celular y lee el mensaje, ojalá se hubiera equivocado, pero la conocía tan bien...

"Estoy abajo ábreme o que no piensas hacer tiempo para hablar?"

Baja muy a su pesar, efectivamente estaba abajo parada viendo fijamente la puerta, como si pudiera atravesar el cristal con la mirada y verlo a él. Lázaro se estremeció, todavía a veces sentía como si estuviera desnudo ante ella, y ella mirándolo fría y despectivamente, con todo el poder sobre él.

Respiró profundo preparándose para lo que fuera que viniese en cuanto abriera esa puerta, esa delgada capa de cristal unida por metal blanco, que los separaba.

-Buenos días, pasa.
-Sólo vengo a darte esto (extendiendo un folder a sus manos), es la demanda de divorcio, quiero que lo firmes a mas tardar en una semana, de lo contrario procederé directamente con el juez.

Se dio la vuelta y se fue, no espero respuesta; Lázaro congelado no supo como reaccionar. El divorcio legal, libertad, pero porque lo hacia así si apenas ayer él había rechazado su petición de regresar, de intentarlo juntos de nuevo, incluso Marina se había comprometido a pedir ayuda profesional y poner todo de su parte, qué rápido cambiaba de decisión, qué rápido lo olvidaba... aunque eso en realidad no sorprendía a Lázaro fue más bien una patada de burro en los bajos que lo había dejado noqueado.

Si, lamentablemente ella aún tenía ese poder en sus manos. El poder de joder su vida.


Noches frías

Marina no puede dormir, su cama es húmeda y fría, el cuarto oscuro y demasiado grande para su solitaria humanidad. Da vueltas una y otra vez, se acurruca entre las sábanas, abraza las almohadas colocándo una entre sus piernas, intenta masturbarse la culpa la detiene... llora en silencio.

Lázaro no puede dormir, su cama es demasiado grande, enciende su lámpara de noche y se queda mirando el otro lado de la cama, la acaricia como si alguien estuviera allí a su lado, suspira y toma un libro grueso que dejó en el buró, comienza a leer pero a la segunda línea cierra el libro. Se pone a pensar en que necesita una mujer...

Y hace 6 años, la noche no fue diferente, los esposos yacen acostados cada uno en su lado de la cama, ella da vueltas sin poder dormir pero entonces no llora, está fría e indiferente; él mira el techo con lágrimas en los ojos, se gira dándo la espalda a su mujer ahogando las ganas, ganas de volverle a hacer el amor mezclado con ese infame deseo de matarla con sus manos...

Inspirado en Diario de un feo recién divorciado con pizcas de historias reales, en mi amigo al cual llamé el abandonado quien también inspiró el post Lázaro y dedicado con especial afecto a Silenciodd.

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