Dulce Veneno
Negro veneno recorriendo
mis tripas, mientras mi rostro sonriente observa su reflejo en el espejo y los
lentes, con su propio brillo empañan la vista; sonriente estoy no obstante. Al
cerrar los ojos, un éxtasis se mezcla en el oscuro interior de mi vientre y el
veneno, ahora es tan dulce.
Vuelven mis ojos a
cerrarse, sonriente mi rostro, ardiente mi vientre –que el dulce veneno
purifique, aunque para ello dé muerte.
Comentarios
Te mando un beso y un abrazo, compañera de letras.