Aludida


No he podido evitar sentirme incómoda ante la inconmensurable respuesta de todo el mundo, pero en particular de los que creo cercanos a mí, en relación al libro y posterior puesta en escena de 50 sombras de Grey. Particularmente no leí el libro, ni me ha llamado la atención hacerlo, a pesar de ser una asidua lectora de literatura en general; no obstante, cuando la película se estrenó el jueves pasado, las invitaciones comenzaron a aparecer y finalmente decidí acompañar a una amiga a verla.

Me parece interesante el repudio con que algunos grupos sociales la recibieron, la expectativa estúpida de muchas féminas que se aferran a creer en el amor romántico consecuente a un encuentro sexual, parece ser que todo el mundo tiene una postura muy firme, en especial aquellos  que se encuentran en un extremo o en otro de la villa sexual del señor dios.

Siento una mezcla de enojo y miedo, como si me viera obligada a arremeter y arrinconarme al mismo tiempo, porque finalmente ¿qué defendería o qué castigaría? Me parece que en cualquier caso es escupir hacia arriba.

La película no es realidad ni ficción, fue la respuesta al número de ventas del libro de E. L. James, ¿Quiénes leyeron este libro? ¿Por qué el grito de protesta llegó hasta que se propone llevarlo al cine? En las redes sociales abundan comentarios y críticas de todo tipo, y de toda clase de personas, desde quien habla de su vivencia de violación a los 8 años hasta psicólogos que mencionan las parafilias y la aberración que sienten hacia las mismas; y aquellos que publican corazones mientras suspiran pensando en el protagonista magnate, ya sea con ejercer ese poder y dominio o bien en ser dominad@s.

No voy a hablar de la calidad de la película, ni de la historia, ni de si es bueno o malo, o si es violencia contra la mujer y refuerza el machismo. Voy a hablar de lo absurdo. Porque sépase que la SEP tenía contemplado el libro como parte del catálogo del Rincón de Lectura para Adolescentes, pero estoy segura de que ahora vería mal que sus jóvenes estudiantes acudieran con credencial de elector falsa a ver la película; y las madres y padres de familia que olvidaron revisar la lectura de sus hijos hoy están muy angustiados porque encontraron fotos “íntimas” que sus pequeños angelitos enviaron por wattsap.

¿Por qué no les ofenden los anuncios de Tecate a esos varones que hoy se atreven a levantar la voz “defendiendo” a la mujer para que no se le vea como un objeto? ¿Por qué no censuran los anuncios de Stefano? ¿Es que acaso todo tiene que ser expresado detrás de un velo para hacer como que no tiene un impacto?


No lo sé, pero me siento aludida desde todas las perspectivas.

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