A lo largo del tiempo me he cuestionado una y otra vez: ¿soy una mala mujer?

Todavía hoy tengo la duda. Tengo las ganas de contar mi historia, la real, la que solo yo conozco, pero hay tantas lagunas en mi mente que primero tendría que hacer un recuento de los daños.

A veces me quito el disfraz, vuelco mi tortura en letras, a veces me vuelvo piedra y por un instante dejo de existir; a veces me hiero o grito auxilio buscando amor en tu piel y sigo confundiendo el sexo como el único medio para demostrar amor…

Pero hoy… hoy de nuevo me siento sola y miserable, y busco tu presencia para aliviarla, y me da miedo sentirte cerca y me duele pertenecerte y no obstante estar sola.

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