Caminos


A veces es más fácil echarle la culpa a las hormonas, de todos modos somos mujeres y no se espera más, si los hombres no nos hubieran regalado las excusas no habría nada a lo cual aferrarse.

Ese dolorcito en el vientre que te anuncia su venida. Quizá la mañana que amaneció un tanto más gris y fresca que de costumbre, o la noche en que el gallo confundido cantó. Se puede culpar también al día en que nadie apareció por la oficina convirtiéndolo en todo un fastidio.

La verdad es que nada de eso importa. Siempre habrá algo o alguien a quien culpar aunque todos sepamos que las hormonas siempre están presentes y si eso fuera lo que determinara nuestras conductas sólo habría que ir al médico para que nos “componga”. Sabemos que el puto día nada tiene que ver, ni la noche que pasaste en vela o cuando el bus te dejó y maldijiste al mundo. Nada. Si la respuesta fuera tan fácil no habría tantas invenciones: que si dios, que el destino, que las brujas y los polvos mágicos; y la bola de pelotudos filósofos con un exceso de preguntas y nada de soluciones.

Discrepancia tras discrepancia sólo nos empolvamos la cara para ser irreconocibles ante nuestros propios ojos, o quizá nos escondemos para no intentar buscar respuestas absurdas que siempre encontraremos pero nunca serán suficientes.

Para que vivir entonces fingiendo que todo está dicho y predestinado, o que somos tan libres como para “ser los arquitectos de nuestro propio destino”. La vida es mierda y nada más, un gran circo de malabaristas intentando vencer a la muerte, cuando todos sabemos que es el único destino.

Comentarios

aapayés ha dicho que…
Lo cotidiano.. Lo bello.. la mujer..


Un bello momento es pasar por tu espacio.

Un abrazo
Saludos fraternos..

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