Y me rendí





Decidí que era justo para las dos,
Tristemente acepté dejarte con tu vida a cuestas,
Con tus ganas de seguir rezándole a tu soledad
Causando en otras las ganas de cuidarte

Más no en mí,
Y me rendí
Ante el reclamo callado de que no puedo enamorarte,
De escuchar tus lamentos por no encontrar a ‘alguien’,
Más no a mí.

Y me rendí,
Cansada bajé los brazos
Girando sobre los talones me alejé,
Dejé atrás tu mirada serena
Y a lo lejos aún escuché tu reproche

Y entonces fui yo
al fin,
-Cuando menos digna de tus labios al reclamo-
Y me rendí
Sólo para que creyeras que siempre tuviste razón

-Entonces eres egoísta- decías un día,
-te aburrirías de mí- continuabas al siguiente,
Y me rendí,
Al final es cierto que no puedo llevarte
Sobre el hombro a cuestas

Más en este instante
A mis brazos les falta el peso de tu insignificante vida,
Y me rendí
Al dolor de tu presencia que no se completa

Me falta la vaga sonrisa que aparecía en mi rostro
Cada vez que te escribía,
Extraño la ambigüedad con que me tratabas
Y hasta el lujo que te daba la indiferencia
Con que me mirabas,
Esa manera fría de pisotear mis esperanzas.

Y me rendí
A esta conocida sensación de extrañar lo que nunca se tuvo,
A la melancolía que sí entiendo,
Porque al final elegí

Me elegí,
Con todo el vacío que eso implica,
Con estos ojos secos,
Y estas manos trémulas
Que aun intentan asirse de ti

Más tu inseguridad apenas puede sostenerte
Y no pudo asirse de mi celosa libertad,
Y me fui
Con mi deseo a ras de suelo,
Con tu certeza detrás.

El tiempo ahora pasará lento,
Pero como todo, se irá,
Quizá siguiendo un poco de tu aliento,
Quizá congelado en mis ojos cuando te miraron
Aquella primera vez

Que me rendí,
Ante tu aire de dominar el mundo,
De alma vieja que lo ha vivido todo,
De diva soltera que se coloca frágil e indefensa;
Me rendí

Y aunque no lo quieras creer
Estoy triste de haberme marchado,
Ya ves que al final no lo pude todo
Ni lo supe todo,
Y por supuesto, no lo tengo todo.

La supuesta superioridad que me atribuyes
Quedará latente en el aire,
Con y por mi despedida,
Pero no creas a manos cruzadas que así sea,
Ojalá comprendas…

Yo me rendí,
No soy más que un intento
De crear magia,
De sentir fuego,
De tener miedo

A saberte mía, y como riesgo:
Temer tu belleza y,
Esa insaciable sed de sentirte eterna enamorada;
Y me rendí

Aceptando mi incapacidad para mantener tu idilio,
Más duele
Por mí
Por ti
Por el orgullo

Por el silencio que ahora aturde,
Por la sonrisa evaporada,
Por todo lo que ya no te diré,
Por todo lo que aun reclamará tu voz

Más no a mí
Porque –ya no seré digna de tus labios
Ni como reclamo-.
El olvido llegó ya a tu casa

Y me rendí,
Viéndolo entrar cuando yo salía,
Me rendí
Como elección y consuelo,
Elegí –como ya se sabía-

La melancolía
Es ahora mejor compañía que el celeste de tu cuerpo
Extraviado en un astro lejano,
Mis lágrimas no la asustan,
Ella ama tu ausencia,
Me abraza con ella

Y me rendí…


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