Prórroga
Desperté a las 3:00 de la madrugada, el perro ladraba, quizá eso me despertó, o tal vez, fue el sueño que estaba teniendo que me angustiaba, por más que intenté no pude volver a dormir.
El viernes paseamos juntos en bicicleta alrededor de dos horas, fuimos alejándonos de la ciudad muy tranquilos, platicando tan en paz. Fue agradable como nos íbamos quedando solos; los carros, la gente, las casas, se fueron quedando atrás hasta encontrarnos en un camino de tierra que no sabíamos a donde nos conducía, por un momento pensé en regresar, ya estábamos muy lejos y podía ser peligroso, sentí un poco de miedo, pero luego voltee hacia mi izquierda y te vi, sonriente, seguro, a mi lado; me tranquilicé y seguimos charlando.
El sábado al caer la noche entraste furtivamente a mi recámara, en un minuto estabas desnudo, recostado impaciente sobre mi cama, tal como siempre lo sueles hacer; te miro y sonrío mientras me desvisto. -Estoy agotada, los días se ponen cada vez más tensos, ya quiero regresar. -Ven... Me jalas hacia la cama, me besas y comienzas a acariciarme. En la mañana desapareces, como se esfuma el sueño dejando sólo la sensación de que soñaste.
Así es mi vida a tu lado, hablamos a diario, te cuento mis cosas y tú me das tu opinión siempre tan cercana a la razón, a veces dormimos juntos, otras más despierto a tu lado aunque sé que por la noche no te apareciste.
Los que saben de mi relación contigo me llaman loca, porque hablo con un fantasma dicen, porque beso al viento y acaricio mi almohada, porque lo que escucho es el eco de mi voz y no tu voz que me responde, porque tu presencia es imaginaria y sólo en sueños te tengo.
Pero esta es mi vida contigo les digo, que no se dan cuenta que imaginarte es para mí más real que verte de frente, que besarte en sueños, recorres las calles tomada de tu mano, que me platiques sin escuchar tu voz es mi vida a tu lado. En los pocos momentos que logran sacarme de mi ensueño para convencerme de que te alucino, lloro y siento mi corazón oprimido. No, esa no es la realidad me digo y vuelvo a refugiarme en la fantasía.
Hoy en la madrugada me desperté llorando, tenía miedo y busqué tus brazos pero no estabas, me quedé despierta pensándote, jamás creí que una alucinación pudiera abandonarte de repente, pero en verdad no estabas. Seguí llorando, quería llorarte, tenía la necesidad de que me dolieras, de expulsarte de dentro de mí, de arrancar las huellas que tus manos han dejado sobre mi piel, de sufrirte, de llevarle flores a un muerto...
Sé que sólo así, cuando el momento llegue de ver tus ojos de nuevo, de que tus manos rocen mis manos, las mías no temblarán de nuevo y mi voluntad será férrea para sostener mi decisión...
P.D. Te Amo
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