Sentencia
Caminó lenta y segura hacia la habitación principal, vestía un ajustado pantalón de cuero, botas hasta las rodillas y un chaleco abierto hasta dejar ver el sostén de encaje negro; su pelo de un color castaño cobrizo cuidadosamente arreglado caía en cascada hasta sus hombros, sus manos eran cubiertas hasta los codos por unos gruesos guantes negros y llevaba un cinturón de herramientas amarrado a su cintura. Su rostro no reflejaba emoción alguna, caminaba con la vista clavada al frente siguiendo un solo objetivo: la habitación iluminada al fondo del pasillo.
Se detuvo en el umbral de la puerta unos instantes, concentrada en el ruido del interior. Alguien caminaba dentro. Se escucho el desagüe del sanitario y una voz masculina que pedía ya se metiera a la cama. Estuvo atenta hasta estar segura de que ambos estaban acostados, espero a que la luz se apagara y entró sigilosamente. Se detuvo un instante recargada en la puerta mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad. Su pulso era tranquilo, su respiración imperceptible.
Se detuvo en el umbral de la puerta unos instantes, concentrada en el ruido del interior. Alguien caminaba dentro. Se escucho el desagüe del sanitario y una voz masculina que pedía ya se metiera a la cama. Estuvo atenta hasta estar segura de que ambos estaban acostados, espero a que la luz se apagara y entró sigilosamente. Se detuvo un instante recargada en la puerta mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad. Su pulso era tranquilo, su respiración imperceptible.
En la penumbra podía distinguirse la cama ubicada al centro de la habitación, en ella se vislumbraba una pareja abrazada, cubierta sólo por la sábana de ceda roja; la lámpara de noche se encontraba del lado izquierdo, junto a ella un vaso con agua, un cenicero con varias colillas de cigarro y las llaves de un auto. En el buró derecho adornado con un florero con rosas secas se distinguía un portarretratos, no así la foto que en él había.
Justo frente a la cama había un ventanal que permitía el acceso a un pequeño balcón cuya barda se cubría de enredaderas. El cancel estaba semiabierto lo que favorecía la entrada de una corriente de aire que acariciaba las cortinas doradas que lo cubrían, haciendo un tenue silbido con el roce. Ese ventanal era la única posible salida del cuarto y la casa si la puerta era bloqueada.
Ella observaba todo cuidadosamente, grabando en su memoria cada detalle del cuarto, cada mueble; contaba mentalmente los pasos que separaban a la cama del balcón, de la puerta y del baño. Respiró profundo percibiendo el olor a frutas de algún shampoo, se dirigió al baño, abrió la puerta cuidando que no rechinara, aún había vapor dentro, no se metió, sólo paso su mano por detrás de la puerta buscando el seguro para impedir que pudiera abrirse por fuera. Luego fue hacia el ventanal, se podía cerrar con llave pero no la tenía, en realidad no tenía importancia quizá sería mejor dejarla abierta.
Se acercó al pie de la cama. Era un hermoso cuadro, una linda pareja apaciblemente dormida, fundida en un abrazo, se notaba tanto amor en sus expresiones a pesar de estar dormidos, como si ambos soñaran el uno con el otro. Se quedó allí parada durante más de 20 minutos sólo observando.
La pareja se movió un poco, alguno de los dos se giró quedando de frente al otro sin dejar de abrazarlo. Entonces ella se quitó el cinturón colocándolo sobre la cama, como si hubiera estado esperando a que quedaran en esa posición. De una de sus botas sacó un cuchillo y de la otra un arma cerciorándose de que estuviera correctamente cargada, se acercó hacia la mujer y sin dudarlo clavo el cuchillo en su espalda, quien despertó con un grito aterrador provocando que su compañero se levantara de un salto.
-Quédate donde estas y tú deja de gritar- ordenó mientras apuntaba su arma a la cabeza de la joven. Regresa y vuelve a acostarte junto a ella, como estabas o ella muere, si haces todo lo que te pida al menos ella conservará su vida.
El hombre regresa lentamente a la cama con las manos levantadas, se recuesta mientras pregunta con la voz temblando y en un susurro
-Quién eres, qué deseas de nosotros…que te hemos hecho.
La mujer llora suplicando que los deje, que se vaya…
-Está bien linda, tranquila todo saldrá bien, no debes preocuparte por ti, lamento lo del cuchillo en tu espalda pero tu esposo debía despertar de alguna manera, pero tranquila no te va a pasar nada, al menos yo no pienso tocarte un solo pelo, sólo quiero que charlen un rato ambos, luego me iré…
Estuve observándolos mientras dormían, parecen amarse mucho, me gustaría saber cuánto, que tanto podrían perdonar el uno al otro, digan cuál sería el límite para dejar de amar y comenzar a odiarse. ¿Lo han pensado alguna vez?
Linda, sabes, conocí a tu marido hace un mes en un restaurancito a donde acuden los enamorados, oh, es mi lugar preferido, se conocen muchas parejas… sí, te decía, llegó acompañado de una adolescente encantadora, captó mi atención de inmediato pues no es muy común ver allí a un hombre cuarentón con su hija por lo que supuse que era su…mujer…todavía una chiquilla. Pero tú lo amas cierto? Será fácil perdonar una infidelidad, quizá después de todo sólo fue curiosidad, dicen que todo hombre fantasea alguna vez el hacerlo con una niña… oh, pero no vine a dar un monólogo, quiero verlos, tú enciende la lámpara (señalando al hombre)…sí, muy bien, desnúdate y luego desnúdala a ella ¡No, no! Hazlo despacio, muy despacio. Muy bien.
Se desnuda lentamente y hace lo mismo con su esposa, cuidadosamente para no incrementar el dolor provocado por la puñalada en la espalda. Ella no deja de llorar y suplicar que se vaya a esa intrusa que ha perturbado la tranquilidad de sus sueños, se siente completamente aterrada, sin poder explicarse por qué está sucediéndoles esto, por qué ella los ha elegido. Él intenta recordar su rostro, debió haberla visto en algún lugar, pero no lo logra, es una completa desconocida que no obstante sabe de su vida íntima.
Mientras tanto la intrusa observa todo sin un parpadeo, coloca una silla frente a la cama y se sienta en ella cómodamente, como quien se dispone a disfrutar una película.
-Al principio eso creí, pero mi curiosidad era grande, entonces comencé a seguir a tu esposo, por lo menos dos veces a la semana acudía al mismo lugar, siempre con una adolescente diferente que contrataba como dama de compañía en una de esas agencias de modelos, la llevaba a comer, era amable y seductor, después seguía el hotel que nunca era el mismo y después…se revelaba su verdadera personalidad. Ya en el cuarto apenas cerraba la puerta tras de sí, abofeteaba a la chica dejándola casi inconsciente, incapaz de reaccionar para defenderse y luego comenzaba a violarla, una y otra vez hasta hartarse…al terminar, se divertía otro rato torturándola físicamente de alguna otra manera nunca hacía lo mismo, podía golpearla dejándola casi muerta, o cortarla, quemarla…todo dependía de lo que su perversa imaginación le pidiera.
Ahora lo sabes tú también, como te das cuenta no es tu culpa que yo esté aquí ahora y jamás hubiera querido hacerte daño linda, todo se lo debes a tu esposo y sus buenas costumbres.
Escúchenme atentamente, esto es lo que quiero que hagan, es solo una breve representación teatral por llamarla de alguna manera, tu esposo hará el papel que siempre hace y tú serás por esta ocasión la adolescente, el escenario está puesto, este es su cuarto de hotel…
La pareja no podía creer lo que escuchaba, se quedaron perplejos con la mirada llena de miedo, sin moverse, sin poder articular palabra. Pero en él la mirada iba cambiando, se le inyectó energía transformando sus ojos en dos pequeñas llamas que están por provocar un incendio; ella alcanzó a comprender el significado de este cambio en su mirada y sólo pudo sollozar un no por favor…antes de que él comenzara a golpearle el rostro…
Todo duró alrededor de dos horas, la violó y sodomizó, la torturó, sin importarle quien era, sin hacer caso de la intrusa que todo observaba y de vez en cuando tomaba alguna foto.
-Todo ha sido muy sencillo, esperaba que quizá pusieras alguna objeción, que tal vez te detuvieras a pensar un poco…es muy interesante. Lo ves linda, no te he mentido, todo lo que te dije es cierto y tu querido esposo lo acaba de demostrar contigo. ¿Aún lo amas?
Él tirado en la cama comienza a reaccionar, se da cuenta entonces de lo que ha hecho y llora gimiendo perdón a su esposa casi desmayada. Por única vez el rostro de la intrusa deja ver un destello de emoción y su boca se tuerce en una mueca irónica, burlona. Toma el arma y le dispara a él en la cabeza, -me gustan callados- dice burlona mientras prepara una jeringa con ketamina.
-Estarás bien, despertarás en una media hora, justo cuando llegue la ayuda, pero no podrás recordar nada por lo menos durante una hora, luego te sentirás confundida y no podrás distinguir claramente entre fantasía y realidad, pero conforme pasen los días tu mente se irá aclarando, será mejor así…ya no es necesario que seas testigo de lo que sigue. Perdón, perdón, pero tenías que darte cuenta, lo siento. Sólo él merece ser castigado, no tú, perdón…
Le inyecta la droga y en cinco minutos se encuentra completamente dormida. Saca de su cinturón un bisturí, se asegura de que el hombre sigue vivo aunque semiinconsciente y lo amordaza para que no grite. Comienza a castrarlo. Mientras lo hace disfruta ver el sufrimiento en sus ojos, luego toma un extraño instrumento filoso, algo parecido a una cuchara para té y comienza a cortar sus ojos hasta que logra sacarlos por completo, a esta altura el hombre ha entrado en shock y está inconsciente por el trauma, pero ella sabe que aún es capaz de sentir dolor y lo disfruta plenamente. Para terminar quita la mordaza, toma el miembro cortado introduciéndolo en la boca del hombre y después le cose los labios sellando su boca.
Se queda viendo su obra un minuto, recoge sus herramientas, se coloca el cinturón en la cintura y abandona la casa por la puerta principal. Su paso es firme, seguro, su rostro sereno, su mirada inexpresiva, nadie podría imaginar al verla que acababa de cometer un asesinato. Al doblar la esquina avienta a un perro callejero los ojos que aún llevaba en la mano…
Comentarios
La historia está escabrosa, creo que cumple el cometido de dejar un revolcón en la panza, lo único es que no se me hace muy verosímil.
Las actitudes no corresponden, el hecho de que ella primero le clave un cuchillo a ella y luego le diga "no tenía intenciones, sólo era para despertarlo" se me hace bastante ilógico. Es cierto que el va a golpearla después de eso, pero con un cuchillo en la espalda creo que toda la actuación sería bastante difícil.
Por otro lado el primero se preocupa por no lastimarla (mientras la desnuda), para luego ser sadista y cuando termina de golpearla, sodomizarla y torturarla... llora? WTF?
En sí, es bastante incongruente en ciertas partes, a mí gusto no es tan bien definidos los personajes, la situación está clara, los personajes no tienen una vida, si fueran personas reales actuarían de tal y tal manera. Pero creo que eso es lo que te faltó lograr esta vez.
En fin, cumple el cometido por que hasta donde sé tú sólo deseas escribir y eso sí lo has conseguido.