Siempre obtengo lo que quiero, encuentro lo que busco, poseo lo que deseo, más tarde o más temprano, de una u otra manera siempre lo logro.

Si hay algo que caracteriza mi vida es la “sobrevivencia”, la lucha constante por emerger del fango con las alas limpias. Mi mayor contrincante soy yo misma, el juez más severo. Me gusta competir y ganar, auque de las derrotas se aprende mucho, también hay que saber perder de vez en cuando y sobre todo saber cuando retirarse.

No recuerdo haberme rendido nunca en ninguna de estas luchas de la vida, he tomado muchos descansos y muchas veces he atado una cuerda a la cintura de alguien, aunque ese alguien sea imaginario, para que me saque del fondo en el que muchas veces he caído.

Mi cuerpo y mi alma tienen una vereda de cicratices, son las huellas de mi pasado y mi presente e indican (algunas de ellas) el camino que ha de seguir mi futuro.

Estoy orgullosa de mi vida, de mis buenas y malas decisiones, de mis derrotas y victorias, de mis dolores y alegrías; es por mi historia que soy lo que soy. Amo lo que soy aunque a veces no lo quiera e intente eliminarlo, eliminarme, mutilarme sería lo apropiado.

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