Lo
¿Qué es lo que
falta? Porque definitivamente algo es lo que ha de faltar, a menos que sobre
algo, pero entonces he de ser yo –lo que sobra, claro está-
Quizá tampoco es
que falte nada. Hay lo que hay, se es lo que se es, no más, no menos. Hoy por ejemplo
ha sido un gran día, familia, amigos, trabajo y la sal del amor mal comunicado;
un buen día… ¿qué decisión será más rotunda, más contundente, más peligrosa por
el peso de sí misma? ¿Aquella que sin pensar se hace movida por el deseo que
yace en algún recóndito y oscuro lugar de la psique? O ¿Aquella que meditada,
balancea en su delgada cuerda el deseo inconsciente con la más pura
argumentación racional que la justifica? Aún si ambas llevaran en su actuar el
mismo destino fatal, será válido preguntar ¿cuál merece más consideración? ¿Eso
cambiaría de algún modo el significado del acto final? No hablo aquí ya de los
que, espectadores observan el acto, sino del actuante mismo, ¿habrá diferencia
alguna, su perspectiva cambia, su emoción cambia?
Pienso ahora en
la cosa en sí… ¿la ausencia es siempre ausencia? ¿O es presencia en tanto
recuerdo, en tanto memoria de que hubo tal? ¿Puede ser camino, podrá indicar la
ruta de retorno hacia algún lugar? ¿Es búsqueda? ¿Es deseo? Ausencia, esa
ausencia como lugar, como cuerpo, como voz evaporada en el silencio, como grito
ahogado que clama el suplicio de ser…al menos como falta.
¿Qué es lo que
falta entonces?
Porque ahora es
evidente que nada sobra, ni siquiera yo.
Comentarios
Escribo en defensa propia lo que puede ser por ausencia ajena.
Son las palabras las que me sirven para restaurar la mudez de mi vacío, envuelto en la morada túnica de la nostalgia llego de nuevo igual que me Desvanecí, incorpóreo de sentido, sin las alas que me llevaron, pero con la decisión de volverte a acompañar.
Besotes
Besotes