Vicio Inmundo
Se me está haciendo vicio hablar
contigo. Algunos dicen que estoy enamorada, la verdad yo no me siento así. Por eso
le llamo vicio. Si no te hablo, pero más aún si no me hablas, me da el síndrome
de abstinencia, comienza el insomnio, sólo doy tumbos en la cama, sudo y me
desespero, no puedo concentrarme en nada pero sobre todo sólo deseo hablarte,
que me hables. Como un vicio que corre entre mis venas envenenando mi sangre.
Como el cigarrillo que quiero cuando sé que ya no tengo ninguno, aunque el
último haya durado en la cajetilla todo un mes. El sólo hecho de saberte lejos,
de no verte, de no tenerte me hace desearte cerca y, sólo quiero hablarte, cada
noche antes de dormir, o en el día o al amanecer.
Si tan solo estuviera enamorada
lo comprendería.
Esa forma arrogante que tienes de
sostener la cabeza y mirar de reojo aunque estemos de frente. Esa forma sutil
de abrazarme tan sólo con el contacto físico indispensable. Esa forma callada
de hacerte presente y no decir nada y sin embargo llenarlo todo. Esa forma de
controlarte todo, tu cuerpo, tu mente, tus momentos, tus palabras. Todo lo que
dices es corto pero llega justo a donde quiere llegar, sin rodeos, sin penas,
rompiendo todos los muros que antes se hallan puesto. El sentir tus ojos, el
imaginar tu postura y actitud cuando me escribes, cuando te escribo, mientras
te leo.
Eso y más altera mis sentidos y
nubla mi pensamiento, yendo del odio al deseo, del rechazo a la necesidad
inmediata. Un vicio, un vicio inmundo que me está matando y entre menos dosis
más quiero, pero a mayor dosis me muero.
Comentarios