Todo está dicho, fui sincera contigo y te expresé mi incertidumbre, sigo en las mismas, por tu parte no ha habido respuesta, comienzo a sentir cómo te esfumas de mi vida, tu rostro ahora se ve borroso en mi mente, mis manos ya no sienten las tuyas y no percibo tu aliento tibio, ni tu olor está en mi almohada.

Por favor, no dejes que me vaya, no permitas que me aleje, por favor, mantenme a tu lado, porque si me voy es para siempre, no habrá marcha atrás ni segundas oportunidades, casi te lo suplico pues siento ya el frío de la partida, por favor aférrate a mi vida…

Mi mente comienza a evocar momentos juntos, una película de escenas pasadas recorre mi pensamiento, todas reflejan momentos felices, tiernos y llenos de cariño mutuo, ya casi al final de la película algunos nubarrones aparecen sobre nuestro cielo, pero se desvanecen en instantes y el sol sigue brillando en lo alto, pero no sé por qué razón ahora sentimos frío. Y repito en silencio con un escalofrío recorriéndome el cuerpo: por favor, no me dejes ir…

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